EL AMOR

Llevo varios días queriendo dar respuesta a una pregunta que nos hicieron en las entrevistas para la Idoneidad, también una pregunta que muchos piensan y no nos la hacen, otros que nos la han preguntado y a pesar de ello no lo entienden.

¿Por qué queréis adoptar teniendo dos hijas biológicas? Ante todo porque creemos firmemente en el derecho que tienen los niños de tener una familia. Pero para dar respuesta a esta debéis conocer mi historia.

Cuando era pequeñita yo les pedía a mis padres un hermanito pero mi mamá decía que ya era mayor y no podía tener más hijos (somos 3 hermanos).

A mi corta edad les decía que hicieran como Manolo Escobar adoptar uno.

Mis padres se reían y ya está, pero había algo más profundo en esa petición, había una niña que quería un hermano sin querer saber nada de lo biológico, de la misma sangre…, ni nada de esos prejuicios que tienen los mayores.

Bien pues mi historia va más allá. En mi vida hubo y hay muchas personas que no son de mi sangre, que han sido más importantes que otras que si lo son .Y seguramente no seré yo la única.

Me crié en el negocio familiar y teniendo meses entró en mi vida “mi Loli”, ella trabajaba para nosotros pero sobre todo estaba a mi lado, me daba la comida, me cantaba, me rascaba la espalda, me consolaba cuando lloraba, me ayudaba con los deberes y …sigue a mi lado 36 años ya. No lleva mi sangre pero es mi familia.

Mi tía Tomasa, que aunque biológicamente era mi tía, siempre hizo el papel de Abuela, me contaba historias, me cuidaba cuando estaba malita… durante muchos años estuvimos muy unidas. Descanse en Paz.

Cuando tenía 14 años apareció en mi vida mi “cuñi”, tampoco tenemos la misma sangre pero siempre está a mi lado, compartimos todo, nos apoyamos, vivimos juntas en verano, nuestras hijas se adoran…

Y por último, mi familia francesa, mis tíos y primos que están lejos en distancia pero muy cerca en el corazón.

Con todas estas personas y con muchas más he vivido momentos muy bonitos,  hemos convivido y de eso se trata el AMOR, de convivir, de alimentarlo día a día, de cuidarlo día a día y no conozco otro amor. Da igual si hay sangre o no, el amor surge de relacionarse día a día, del trato, de la intimidad, el amor no conoce lo biológico, conoce cariño, dulzura, apego, afecto…

Así es como conocí el amor con mis hijas y así será como amaré a mi bebé, junto a mi marido.

Mi gran amigo Goyo dice en su carta de recomendación para el centro de adopciones “… es un deseo que nace de su generosidad y de su profundo amor por el género humano.” Gracias.

Y ya para dar por concluida esta explicación, quiero desde aquí animar a mis amigos Ricardo y Mª José con los que compartimos este sueño y seguramente el mismo concepto de amor hacia nuestros bebes. ¡Ánimo chicos!